El encierro aumenta la pobreza y disminuye las ayudas

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Erletxea se define como espacio físico y virtual. Ofrece servicio de atención e información a personas en situación de extrema necesidad.

bidasoa.hitza.eus. Alaine Aranburu.- Se pasó de la asistencia presencial a la telemática, modificando la organización interna. El cambio no fue revolucionario porque antes de comenzar el confinamiento ya se comunicaban a través de una aplicación de mensajería y una vez finalizado el cierre se reabrió el espacio. HITZA ha hablado de la actividad de Erletxea con Ruth L.Herrero.

Cuando en marzo el Ayuntamiento modificó los criterios de la gravedad de la situación, todo comenzó a complicarse: se consideraban vulnerables las personas ancianas, las solas y enfermas. De esta manera, varias personas perdieron el derecho a los recursos públicos y, además, no podían salir de casa ni ir a comprar. Según Herrero, las personas sin Renta de Garantía de Ingresos fueron las más afectadas por estos cambios de criterio.

Comenzaron a presionar al Ayuntamiento de Irun con el fin de solicitar ayudas. En las redes sociales se informó de como acceder a los servicios de atención, para solicitar alimentos o pedir protección para poder pagar la electricidad.

Las personas que recibían estos servicios le informaron a Erletxea de que vivieron momentos de extrema precariedad, de que quedaron sin trabajo, de que recibieron la subvención del expediente de regulación temporal de empleo tarde o de que hubo restricciones para poder recibir la RGI.

En este proceso se consideró imprescindible la colaboración con Irungo Harrera Sarea, la Cruz Roja o la plataforma de Stop Deshaucios.

Han explicado que las instituciones hicieron propaganda para recibir ayuda de forma telemática, pero sin inversiones para ofrecer este servicio. Añade que no todas las personas disponen de los mismos recursos y capacidades, por lo que dado que el pago de Internet era imprescindible para realizar algunos trámites, el servicio se dirigía únicamente a una parte de la sociedad. Los miembros de la asociación estuvieron realizando los trámites de las personas a través de Internet.

Al finalizar el cierre se intentó recuperar las relaciones con las instituciones y se estudió cómo ayudar o presionar en un momento dado.

Consideran la vivienda como el principal problema, ya que es el derecho más caro. Al mismo tiempo, hay muchos que están acumulando deudas, y si esto no puede pagarse agravará la situación, “los que estaban a punto de estar en situación de riesgo ya están en situación de riesgo”. Según ellas, la crisis anterior no se superó y la gravedad ha adquirido ahora una mayor dimensión. Denuncian la falta de solución y los recortes de derechos.

Herrero pide que las instituciones amplíen sus enfoques y apoyen a la sociedad. A modo de ejemplo, ha afirmado que ocurre como con las contaminaciones del coronavirus con la exclusión social, algunos consideran que la culpa es individual cuando hay mucha responsabilidad pública.